La Terapia Gestalt
Nuestro quehacer terapéutico es esencialmente gestáltico. La Terapia Gestalt comparte con la Psicología Humanista la confianza en el desarrollo del potencial del ser humano, tanto afectivo como sensorial, intelectual, espiritual… así como la primacía dada a la satisfacción de sus necesidades. Legitima la expresión genuina de los sentimientos, las emociones y el sentir corporal, con independencia de lo tradicionalmente considerado como normal o patológico.
Más allá de esta dicotomía, la Terapia Gestalt incide en que la neurosis es, ante todo, la pérdida de la capacidad del darse cuenta sensorial y emocional. Por eso, la tarea terapéutica se centra en el aquí y ahora de la sesión, donde se invita al paciente a que conecte con su experiencia corporal y afectiva. El pasado se actualiza en la medida en que uno se percata de cómo evita darse cuenta y de cómo interfiere en su espontánea relación con el mundo.
Nuestra manera de hacer terapia se nutre de las enseñanzas de Claudio Naranjo. Inspirándonos de su espíritu integrador de la Terapia Gestalt con otros enfoques corporales y espirituales, tomamos como guía la idea de trabajo con los tres centros: emocional, intelectual y motor.
El trabajo emocional
El trabajo emocional conlleva una confianza implícita en la rectitud de nuestra naturaleza. Nuestro organismo se manifiesta a través de las emociones, a pesar de que el factor social tiende a entorpecer su libre expresión.
La tarea consiste en despenalizarlas. Aprender a fluir emocionalmente requiere tomar conciencia y responsabilizarse de lo que uno siente, en lugar de controlar, manipular, explicar y justificar. Se invita al paciente a que vivencie y se entregue a sus emociones, tanto si son dolorosas como placenteras, amorosas o agresivas.
Todo ello se apoya en la firme convicción de que las emociones se vuelven destructivas como resultado de la impotencia para expresarlas.
Las trabas al fluir emocional son inherentes a la experiencia vital de uno, a la propia biografía. En este sentido, el Trabajo con las Relaciones Parentales (T.R.P.) entraña la revisión de la historia familiar y un proceso catártico que facilita el desprenderse del resentimiento infantil, que nos incapacita para vivir plenamente nuestros afectos en el presente, a fin de recobrar el sentido profundo de que somos merecedores de amar y ser amados.
El trabajo corporal
Los conflictos emocionales se reflejan en las manifestaciones corporales, que generalmente escapan más a nuestro control que lo expresado con palabras.
Abordamos el trabajo corporal tomando el cuerpo como guía para conectar con los procesos internos. Damos especial relevancia al lenguaje no verbal, a la toma de conciencia de la respiración, posturas, gestos, expresiones de la cara y tonos de voz, para favorecer que el paciente amplíe su propia conciencia corporal y para favorecer, a través del movimiento, la descarga de las tensiones musculares o la liberación de las energías retenidas.
La comprensión intelectual
Elaborar la experiencia terapéutica implica también la comprensión intelectual de lo que uno experimenta, siempre que no contamine la toma de conciencia de las emociones y del cuerpo. Aunque gran parte de la integración se va plasmando en lo cotidiano a través de un contacto más real con uno mismo y el entorno, se necesita del intelecto para desidentificarse de las ideas preconcebidas y los autoconceptos, para cuestionar las creencias estereotipadas, tomar decisiones y desarrollar recursos genuinos.
La dimensión espiritual
El proceso terapéutico tal como lo entendemos recoge la dimensión espiritual de la persona. Dicho proceso consiste primero en entregarse a las manifestaciones egoicas, para aprender a conocerse y dejarse fluir con espontaneidad. En segundo lugar implica distanciarse del propio ego, desidentificarse de sus respuestas automáticas, a través de las prácticas meditativas y la auto-observación del propio carácter, según las enseñanzas de la Psicología de los Eneatipos.
Terapia individual y grupal y Talleres
Esta orientación holística se refleja en las diferentes vertientes de nuestro trabajo: terapia individual, grupal y en los diferentes talleres programados a lo largo del año.